Circulo Sagrado de Mujeres.

A las mujeres, a lo femenino sin principio ni fin, a la unión de la mujer como ser único, cuyo círculo sirve de protección y al mismo tiempo, como liberación. Este es un llamado a formar un espacio de comunicación en la que el apoyo, la comprensión y hasta la complicidad son valores esenciales, sin dejar a un lado lo sutil, lo sensual y lo maternal. Un llamado a danzar nuestros procesos en el no tiempo.

domingo, septiembre 11, 2011

El Ser Humano emergente.

El ser humano emergente.

Un mundo nuevo está emergiendo, y lo hace desde las cenizas del sinsentido, del estrés y del desencanto, un mundo traído a la manifestación por personas que viven desde la inspiración de su propio sentido y vocación, que anhelan aportar al mundo, que se movilizan entusiastamente por iniciativas positivas desde diversas áreas, como salud, economía, empresas, arte, arquitectura, educación, psicología, organizaciones solidarias, ciencias, energía y desarrollo sustentable, entre otras. Personas que tienen la certeza de que el mundo puede ser creado y recreado, generando sociedades y culturas más humanas donde encuentren cabida el desarrollo de la sensibilidad y de la armonía corporal, afectiva, relacional, intelectual y espiritual como una totalidad.

Personas de distintas edades, medios sociales, ideas religiosas o agnósticas, que se sienten impulsadas por un anhelo intangible de autorrealización integral, participación y entrega a un fin de unidad planetaria, paz y florecimiento mundial, donde los humanos puedan vivir con propósitos mayores que la defensa del propio territorio.

Personas que intuyen que sólo si asumimos nuestra realidad de seres conscientes de existir en un todo Mayor que nos contiene podremos ser agentes de luz para el planeta y no simples depredadores de recursos.

Personas que se la juegan por generar condiciones que nos permitan vivir en un mundo donde las crueles diferencias y distorsiones de nuestra cultura ya no encuentren lugar.

Personas que concretizan sus inspiraciones en actos, en organizaciones, que utilizan las ventajas de la tecnología para conectarse, para coinspirar generando uniones creativas que potencien su contribución participando en intereses y objetivos comunes con otros.

Personas de mentalidad pluralista, abierta, no dogmática, integradora de la diversidad, dispuestas a cuestionarse y a cambiar, que se abren a las nuevas visiones del conocimiento y a las prácticas que les puedan aportar armonía y serenidad a sus vidas.

Personas con una orientación integral que trabajan con pasión por lo que hacen, pues desde allí significan sus vidas, pero que dan cabida a los distintos aspectos de su ser, que escuchan las necesidades del equilibrio corporal y el llamado de su alma para contactarse con una dimensión interior de sentido, paz y creatividad.

Personas que responden a su guía interior por un fuerte contacto con un centro intuitivo profundo que les muestra el camino, les da serenidad y las lleva a vivir en conexión con todos aquellos que en el mundo están despertando y respondiendo a las dinámicas de un nuevo tiempo.

Personas no disociadas, integradas, que dan irradiación y claridad a sus acciones, incorporando sexualidad, dinero y economía a las leyes del espíritu.

El ser humano emergente piensa holísticamente, ve el todo en cada parte, lo Uno en los muchos, lo que une por sobre lo que separa. Su ética es naturalmente ecológica, pues sabe y percibe que lo que hace afecta a todos los seres; por ello es también respetuoso del otro, solidario e inclusivo de la diversidad. Se nutre y recicla con las visiones y realidades distintas.

Es curioso, buscador y creativo. En el mundo de la multiplicidad, el pensamiento integrador, que se abre a muchas posibilidades, que no se obsesiona con un solo modo o camino, es vital. Personas abiertas, libres, no sujetas por los miedos a los nuevos estados, desapegadas de las formas que toman las cosas, conectadas con el Sentido como hilo conductor que une sus variados y cambiantes quehaceres, podrán ser faros de claridad en un mundo en constante transformación. Donde la mirada más chata sólo ve caos, comienzos y fines interminables, estos seres verán el Sentido profundo del movimiento.

Una mente serena, clara, ecuánime, libre de ruido y cárceles será una conquista vital para desenvolverse en el mundo de la multiplicidad; personas que lideran sus estados interiores, que entienden que son las gestoras de su propia vida y que sólo teniendo un cielo puro en sí mismas podrán relacionarse limpiamente con los demás y, desde ahí, generar sinergias grupales y participar en propósitos grupales.

Una nueva comprensión de la espiritualidad, no como algo separado de la vida corriente, sino como una forma de inspirar y dar calidad a todos los aspectos y momentos de la vida, una dinámica que permea todos los aspectos de lo cotidiano, otorgando calidad, entusiasmo y sacralizando el día a día.

Los grandes desafíos éticos de nuestros tiempos son muy distintos a los de generaciones anteriores. Uno de ellos es la incorporación de la tecnología a la vida y a las relaciones. En un mundo sobresaturado de información y oportunidades, los estímulos del medio colman nuestra capacidad de respuesta, y el contacto con las dinámicas interiores, la emoción, el pensamiento propio y el llamado del alma tiende a no encontrar lugar en las vidas modernas.

Es común en nuestros tiempos que las personas tengan un gran dominio del mundo tecnológico, intelectual y científico, pero que sean ignorantes en relación con su propia interioridad, que no tengan la habilidad de distinguir ni conducir sus emociones. Equilibrar esto usando la tecnología para humanizarnos y no para desconectarnos de la afectividad y de la naturaleza es y será un tema ético vital de nuestros tiempos. ¿Cómo integrar las tecnologías a nuestra vida, de modo que estén al servicio de un mundo más armónico y humano? ¿Cómo incorporar las relaciones a través de Messenger, Facebook y otros sin volvernos adictos? ¿Cómo no ir con ello empobreciendo nuestra capacidad de contactar la riqueza propia de las relaciones cara a cara?

La orientación ecológica es otro aspecto ético vital; la conciencia de la interdependencia de todo lo que existe nos obliga a dimensionar la vida humana de modo que nuestra acción contribuya y no sea una lacra para los demás seres vivos. ¿Hasta dónde seguimos expandiendo el consumo, acrecentando y sofisticando cada vez más nuestras necesidades?

Otros temas éticos tienen que ver con el manejo del poder que nos da el conocimiento. ¿Limitamos la manipulación genética de los seres humanos al control de enfermedades o intervenimos en cualidades deseables, como inteligencia, parámetros estéticos o habilidades de distinto tipo?

¿Qué hacemos con temas como la prolongación artificial de la vida? ¿Hasta dónde intervenimos médicamente? ¿Y qué es sensato? ¿Es lícita la eutanasia? ¿En qué condiciones?

El inmenso poder que nos dan el conocimiento y la capacidad tecnológica nos obliga a hacernos preguntas, a plantearnos ante cosas que las generaciones anteriores ni siquiera sospecharon. Lo que está claro es que las categorías pasadas de bien o mal no nos bastan, puesto que nos vemos enfrentados a temas insospechados; el discernimiento se vuelve más fino y la necesidad de una conciencia ética lúcida se torna imprescindible frente a la máxima: «A mayor poder y conocimiento, mayor responsabilidad».

Patricia May.