Circulo Sagrado de Mujeres.

A las mujeres, a lo femenino sin principio ni fin, a la unión de la mujer como ser único, cuyo círculo sirve de protección y al mismo tiempo, como liberación. Este es un llamado a formar un espacio de comunicación en la que el apoyo, la comprensión y hasta la complicidad son valores esenciales, sin dejar a un lado lo sutil, lo sensual y lo maternal. Un llamado a danzar nuestros procesos en el no tiempo.

domingo, septiembre 23, 2007

¡¡¡ Doña Primavera!!! Gabriela Mistral.

¡ ¡ ¡ DOÑA PRIMAVERA!!!
Gabriela Mistral (maestra y poetisa chilena)

Doña Primavera viste que es un primor
De blanco, tal como limonero en flor.

Lleva por sandalias unas anchas hojas,
Y por caravanas unas fucsias rojas.

Salid a encontrarla por esos caminos.
¡Va loca de soles y loca de trinos!

Doña Primavera, de aliento fecundo,
Se ríe de todas las penas del mundo....

No cree al que le hable de las vidas ruines.
¿Como va a entenderlas entre sus jazmines?

De la tierra enferma, en las hondas grietas,
Enciende rosales de rojas piruetas.

Pone sus encajes, prende sus verduras,
En la piedra triste de las sepulturas.....

Doña Primavera de manos gloriosas:
Haz que por la vida derramemos rosas:

Rosas de alegría, rosas de perdón,
Rosas de cariño y de abnegación.

viernes, septiembre 21, 2007

La Primavera

Tras meses de inmovilidad, la Tierra empieza a bailar de nuevo. El retorno del Calor y de la Luz es el retorno del movimiento, del sonido, de la actividad. De la oscuridad fría de la Tierra empieza a elevarse la savia y la brisa nos calienta. En esta época la Tierra se empieza a calentar y a convertirse en un Paraíso Verde. Todo es símbolo de Fertilidad.

La Primavera es la Fiesta de la Alegría y del Romance. Es la estación del renacimiento... es vista como lo muerto que renace. Una vez más ocurre el milagro: de los árboles deshojados renacen nuevos brotes y, una vez más, hay cosecha, es decir, vida. Los animales despiertan del periodo de hibernación. Los pájaros regresan nuevamente. Es el momento de florecer, de empezar de nuevo, surgen los primeros brotes jóvenes, las brisas frescas se llevan las telarañas de nuestra mente y podemos planificar lo que deseemos llevar a cabo en esta época de Renacimiento y Crecimiento y al compartirlos con los demás los hacemos florecer.

La primavera es la estación de la belleza, de lo hermoso, de lo deseado, al ver lo bello de la naturaleza, el colorido y perfume de las flores, el verdor de los campos y el canto de las aves, se alegra nuestro espíritu. Nos llenamos de esperanza, sintiendo que la vida los puede colmar de felicidad y amor. Siempre es tiempo de alcanzar la felicidad.

La Primavera es una Celebración de la Renovación. Esta etapa se convierte en el Amanecer de las Posibilidades, el descubrimiento de una nueva visión transformadora, como salir del Huevo por primera vez, de la oscuridad, y ver la Luz, el Espacio y todas las Maravillas de la Tierra. Explorar el mundo exterior tiene una Magia especial en Primavera. Esta Estación homenajea el Poder Eterno de la Vida de regenerarse.

La Primavera nos enseña de la Comunicación y la Inspiración de nuevas ideas. Es el momento tradicional para poner en marcha nuevas ideas, planes y proyectos que se hallaran infundidos por la frescura de la estación.

La Primavera esta relacionada con el Amanecer, con los nuevos inicios. Por ello un rito tradicional es levantarse temprano por la mañana para ver salir el Sol y mirarlo en silencio. El Mundo cambia y deja de ser un lugar oscuro para convertirse en un lugar lleno de Colores y de Luz. Esta Estación del año es una oportunidad para vivir una Metamorfosis Personal, como la oruga que en su proceso de Transformación descubre sus dos bellas alas. Es un momento de Gloria, nació un nuevo Ser, la Mariposa puede volar.

Con la llegada de la Primavera, las semillas rompen su envoltorio para crecer hacia la luz, las hojas y las flores estallan en las ramas para regalarnos sus colores…Se preparan nuestros corazones para recibir las flores, la alegría..... y nuevos sueños y metas!!! Es la época del año en que se manifiestan más evidentemente los procesos del NACIMIENTO y el CRECIMIENTO en cualquier forma de vida.

sábado, septiembre 15, 2007

Poder Personal.

Los ángeles son fuerzas invisibles en nuestras vidas. Ahora también creo en un poder mayor: la energía o gracia que mueve nuestro aparentemente impersonal pero íntimamente interconectado universo. Recibimos infusiones de gracia cada día pero, sumergidos como estamos en las tareas cotidianas de ganarnos la vida y cuidar de nuestra familia y amigos, su sutil poder nos puede pasar inadvertido. La gracia unifica todo el conjunto de nuestra vida, y todas nuestras vidas colectivamente. Nos observa a todos y vendrá en nuestra ayuda si lo pedimos.

He deseado muchas veces poder convencer a otras personas de que tengan fe en esta fuerza inconmensurable e invisible que nos rodea y nos protege. Siento una gran felicidad al saber que, incluso en los peores momentos, nuestras oraciones son escuchadas y atendidas. He visto y experimentado demasiados milagros para pensar de otro modo. Como cualquier persona, he tenido que mover montañas en mi vida privada y profesional. Cuando estoy luchando con todas mis fuerzas, esforzándome sin llegar a ninguna parte, generalmente me doy cuenta de que es el momento de dar un paso atrás y recordar que: "SI tienes fe como un grano de mostaza, le dirás a esa montaña: / "Aléjate de ahí"; y ella se alejará." Como aconseja el Tao Te Ching: "Haz tu trabajo y después da un paso atrás. Ése es el único camino hacia la serenidad." No hay nada imposible cuando se tiene fe en uno mismo y en el propio propósito.

La Fe es una fuerza activa, un poder invisible, como el amor. No es simplemente una creencia en la bondad, es una creencia llevada a la acción en el momento presente. La fe nos permite adoptar una actitud positiva y de esperanza incluso ante reveses aparentemente irremediables. Dios obra de manera anónima, invisible, a través del poder de la fe, el amor y la gracia. Puede que esto obedezca a que los humanos somos demasiado entrometidos para que se nos permita presenciar una intervención divina directa. Recordemos que, en la antigua mitología, los mortales que osaban mirar directamente a un dios -que no había adoptado una forma terrenal- se volvían ciegos o locos ante la visión. Dios nos envía con frecuencia su gracia divina a través de agentes humanos que ejecutan actos de bondad no aleatorios.

Todos nacemos para asistir a la escuela terrena. Estamos en este planeta para aprender a ser seres espirituales dentro de un cuerpo físico, a adquirir conciencia de nuestro propósito superior. La vida en la tierra sólo consiste en aprender a utilizar adecuadamente el poder personal.

Dar y recibir son artes que se aprenden. De niños, primero aprendemos a dar y recibir de formas visibles: nos alimentan, nos protegen y nos abrigan, y nosotros aprendemos a alimentar, proteger, abrigar y cuidar a los demás. Cuando maduramos, llevarnos a cabo otros actos vitales de cuidado: escuchamos a nuestros amigos y seres queridos; les damos ánimos y rezamos por ellos; aprendemos a ser más eficaces en el mundo y también a fortalecer a los demás.

Aprender a utilizar el poder personal significa adquirir conciencia de qué hacemos con nuestra energía y a quién se la entregamos. "Aquellos que se superan a sí mismos son fuertes", escribió Laozi. También supone estar dispuestos a someternos a la guía divina, que generalmente se nos presenta en forma de intuición. Si encontramos nuestra brújula interior y actuamos según sus dictados, podremos desarrollar plenamente nuestro poder y cumplir la misión vital para la que nacimos. Una misión que incluye no sólo el trabajo que realizamos diariamente sino también todas las relaciones que mantenemos y a todas las personas con las que nos encontramos, todas las personas a quienes ayudamos y todas las que nos ayudan a nosotros.

domingo, septiembre 02, 2007

El Amor

Habitualmente comprendemos el amor como una reacción que, por algún motivo —belleza, simpatía, inteligencia—, nos provoca otra persona. Creemos que su surgimiento y permanencia dependen del estímulo exterior y solemos percibirnos como seres pasivos frente a él: el amor es algo que «nos ocurre» y, por lo tanto, también nos deja de ocurrir.

Sin embargo, si entendemos que el amor es la fuerza que une a todo lo que existe, comprenderemos que es posible vivirlo en otra dimensión. Que aquel amor del que nos hablan las tradiciones espirituales es simplemente de otro nivel que ese sentimiento dulzón, mezcla de simpatía y atracción, al cual generalmente aludimos al hablar de amor. La vivencia y expresión de amor al cual los seres humanos estamos llamados, incluye a todo ser, sin distinciones, aunque algunos nos atraigan o nos sean más afines que otros. Es el amor como aceptación, respeto y dignificación a todo ser y al planeta en general. Es el reconocimiento del derecho del otro a ser quien es y a estar incluido por mí y por todos en la trama amorosa de la existencia.

El amor brota de la conciencia vivida de que todos somos parte de una unidad que nos contiene. Brota de darse el tiempo para sintonizar con aquello que nos une a las plantas, a las piedras, al cielo, a cualquier ser humano, puesto que en la esencia todos somos lo mismo. Al abrirnos a esta claridad, nos brota una cálida aceptación a todo ser, independiente de sus cualidades o del momento que esté viviendo. Somos capaces de ver que más allá del hecho de que el otro esté bloqueado en sus obstáculos o enlodado, o confuso, o claro, es un ser vivo, sostenido al igual que todos por la esencia amorosa de la vida. Así, podemos sobrepasar el rechazo y aceptar y amar más allá de las circunstancias.

El amor siempre parte de un encuentro personal, íntimo e interior con la calidez que mora en el centro de nosotros mismos. No es posible amar si no he encontrado la fuente del amor en mí, ese estado de conexión con la naturaleza y los seres humanos, esa capacidad de comprender y ver mi centro radiante y el de los demás seres.

Más que un estado de ánimo, es un estado de conciencia y una actitud de vida que nos lleva a buscar lo que une por sobre lo que separa y a brindar, sin distinciones de edad, sexo, estatus, posición social, acogida y aprecio a lo que esa persona es. El amor nos conecta con el centro del otro y deja fuera todas las máscaras. Da lo mismo si de acuerdo a nuestras categorías culturales es pobre o rico, lindo o feo, importante o no.

El amor es una certeza que ilumina la vida y que nos lleva a enfocar nuestras torpezas y las de los demás como un proceso de aprendizaje y evolución, que nos conduce a respetar los ciclos de los otros y a ver detrás de sus caídas y apariencias la esencia resplandeciente, y a unirnos a ella.

El amor es estable a través de los ciclos; a veces se acompasa con un cálido sentir y otros con un fuerte propósito, pero permanece más allá de todos los estados que un ser humano puede cobijar. Aun cuando sea preciso separarse, irse, ya no verse más, el amor persiste como el pensamiento hacia el otro incluido en el campo amatorio de la existencia. La responsabilidad de mantener su chispa encendida es personal, no depende del otro ni de los otros, sino de mi capacidad de mantenerme conectado con mi esencia, desde donde emana la dinámica amorosa del todo.
Patrica May.