Circulo Sagrado de Mujeres.

A las mujeres, a lo femenino sin principio ni fin, a la unión de la mujer como ser único, cuyo círculo sirve de protección y al mismo tiempo, como liberación. Este es un llamado a formar un espacio de comunicación en la que el apoyo, la comprensión y hasta la complicidad son valores esenciales, sin dejar a un lado lo sutil, lo sensual y lo maternal. Un llamado a danzar nuestros procesos en el no tiempo.

domingo, abril 22, 2007

Canto de Amor

Cuando una mujer de cierta tribu de África descubre que está embarazada, ella se va a la selva con otras mujeres y juntas rezan y meditan hasta poder oír la “canción de la nueva criatura”. Ellas saben que cada alma tiene su propia vibración, su propia música, que expresa su propósito y su aroma propio. Cuando las mujeres sienten la canción, ellas se afinan y la cantan en voz alta, entonces regresan a la aldea y enseñan la canción a los demás.

Cuando nace el bebe, la comunidad se junta y le cantan su canción. Luego, cuando el niño comienza su educación, el pueblo se junta y le cantan su canción.
Cuando se convierte en adulto, la gente se junta nuevamente y le cantan su canción.
Cuando llega el momento de su casamiento, la gente se junta nuevamente y le cantan su canción. Finalmente, cuando su alma está por irse de este mundo, la familia y los amigos se aproximan y, al igual que en su nacimiento, cantan su canción para acompañarlo en el “viaje”.

“En esta tribu de África hay otra ocasión en la cual se canta la canción. Si en algún momento de su vida la persona comete un crimen o un acto social aberrante, es llamado al centro de la aldea y la comunidad forma un círculo a su alrededor y le cantan “su canción".

La tribu reconoce que la corrección de las conductas antisociales no es el castigo: Es el amor y el recuerdo de su verdadera identidad.

Cuando reconocemos nuestra propia canción, ya no tenemos deseos ni necesidad de perjudicar a nadie. Tal vez no hayamos nacido en una tribu africana que nos cante en los momentos cruciales de nuestra vida, pero la vida siempre nos esta haciendo recordar cuando estamos afinados con nosotros mismos, y cuando no lo estamos,

Un amigo es quien nos canta “nuestra canción" Y la cantan cuando la hemos olvidado.
Aquellos que nos aman no pueden ser engañados por los errores que cometemos o por las oscuras imágenes que mostramos a los demás o tengamos de nosotros mismas

Ellos recuerdan tu belleza cuando te sientes feo;
tu integridad cuando estás quebrado;
tu inocencia cuando te sientes culpable
y tu propósito cuando estás confuso.“

Cuando nos sentimos bien, es que estamos sintonizados con nuestra canción. Al final todos podemos Reconocer y Recordar nuestra canción y cantarla muy bien. Nuestro deber es seguir y seguir cantándola.

Tolba Phanem

sábado, abril 07, 2007

Ni suerte ni casualidad...

Todos hemos experimentado, en algún momento de nuestras vidas, coincidencias. La misma palabra describe su significado: ‘co’ que significa con; ‘incidencia’ significa suceso. Debemos entender que son sucesos que ocurren con otros acontecimientos, dos o más sucesos que ocurren al mismo tiempo. Por lo general, las coincidencias nos hablan de una energía superior que es la que provoca estas casualidades.
La misma naturaleza de las coincidencias nos habla de fuerzas que a veces nos desconciertan, pero la mayor parte de las veces no sabemos interpretar. Sin embargo, todos tenemos capacidad para poder desentrañar su significado, del cual nos podía hablar nuestro inconsciente. Sólo tenemos que aprender a dejar aflorar ese instinto que nos habla de que las coincidencias y que no son meros hechos fortuitos.

Las personas que no creen en la espiritualidad ni en ningún tipo de energía superior atribuyen las coincidencias a la suerte o casualidad. Pero la suerte es algo muy distinto y tiene más que ver con la aplicación de la sincronicidad en el cumplimiento de nuestras intenciones.

A medida que prestamos más atención a lo que sucede a nuestro alrededor, más oportunidades tenemos de observar mayor número de coincidencias. Sólo debemos de tener una mirada relajada, despejada de emociones que perturban nuestro espíritu y, sobre todo, observar, intentando no interferir los sucesos con prejuicios o ideas preconcebidas.

Para empezar a iniciarse en el desarrollo de esta percepción hay que poner atención en cada uno de los sentidos individualmente y tomar plena conciencia de ellos.